domingo, 7 de marzo de 2010

3ª Sesión

El pasado jueves, 4 de marzo, estuvimos realizando actividades de expresión oral, muy necesarias para desarrollar la capacidad de hablar y conversar en el aula.
Siempre me ha llamado la atención que en las películas y series de Estados Unidos, cuando aparecen imágenes relacionadas con el colegio, con frecuencia suele haber un niño de pie frente a sus compañeros contándoles algo de interés para ellos (a qué se dedica su papá, cómo es su mascota..., y otros temas, según nivel). Por la reiteración de estas actividades orales, supongo que deben de tener un desarrollo importante en el sistema educativo americano. No sé si vosotros tenéis la misma impresión al respecto.
Hace unos días, Caballero Bonald se lamentaba de que el español medio use unas cuatrocientas palabras de las miles que conforman nuestra lengua; y Javier Marías hablaba, por su parte, del deterioro del español de España, "donde demasiada gente no sabe ni construir entera una frase simple". ¿Estarán relacionadas estas declaraciones, de alguna forma, con el escaso desarrollo de la expresión oral en nuestra educación? Y con la falta de lectura, por supuesto, por no hablar del escaso interés por la corrección lingüística.
Recientemente, en un curso de bachillerato, les avisaba a los alumnos de cómo hay vulgarismos que, por su reiteración en un buen número de hablantes, pasan desapercibidos e incluso no se ven como tales (*delante mía, *detrás mío...), a lo que una alumna respondió: "Si me entienden, ¿qué más da?". Es con este tipo de despreocupación por la lengua con lo que nos enfrentamos a diario en las aulas; afortunadamente, no está generalizado, pero sí tiene una presencia destacada. La imprecisión léxica, el uso de palabras baúl, los vulgarismos, la falta de concordancia, las muletillas, etc. son habituales en la expresión oral de nuestros alumnos (y en la escrita, además de los fallos ortográficos), por no hablar de otro tipo de expresiones que rayan en la grosería y con las que están tan familiarizados, de tal forma que reflejan con ello la dificultad de cambiar de registro y de adaptar la lengua a la situación de comunicación, hablan en clase igual que si estuvieran en la calle con los amigos. ¿Cómo lo veis vosotros?

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